El brutal asesinato en CCH Sur ocurrido este lunes ha sacudido los cimientos de la comunidad universitaria. La tranquilidad de la jornada estudiantil en el plantel de la UNAM se hizo añicos, dejando un profundo eco de dolor y una serie de preguntas urgentes sobre la seguridad en el campus.
La tranquilidad de una jornada estudiantil más en el Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH), plantel Sur, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), se hizo añicos este lunes, dejando un eco de dolor y una estela de preguntas que resuenan en toda la comunidad universitaria.
Un joven estudiante de 16 años, identificado como Jesús Israel ‘N’, fue brutalmente asesinado a puñaladas en los pasillos de la institución, un lugar que debería ser un santuario del saber y la camaradería.
El presunto agresor, otro joven de 19 años llamado Lex Ashton ‘N’, no solo segó una vida prometedora, sino que también dejó al descubierto las vulnerabilidades de un sistema y la oscura antesala de una tragedia que, para muchos, se venía gestando en el abismo digital de las redes sociales.
La tarde del lunes 22 de septiembre, el campus sur de la máxima casa de estudios se convirtió en el escenario de una pesadilla.
Testigos presenciales, aún en shock, relataron cómo Jesús Israel se encontraba en compañía de su novia, compartiendo un momento de normalidad, cuando fueron sorprendidos por Lex Ashton. Sin mediar palabra, el agresor, ataviado con una sudadera negra que portaba la ominosa palabra «Bloodbath» (baño de sangre), se abalanzó sobre el adolescente.
Las primeras versiones indican que el ataque fue directo y fulminante. Con una frialdad que hiela la sangre, el agresor asestó múltiples puñaladas a Jesús Israel en el cuello y el abdomen.
Los gritos de terror de su novia rasgaron el aire, atrayendo la atención de quienes se encontraban cerca. En un acto de valentía, un trabajador de la UNAM de 65 años, Armando ‘N’, intentó intervenir para detener la masacre, pero también resultó herido por el arma blanca del atacante.
Lo que siguió fue una escena de caos y desesperación. Mientras la vida de Jesús Israel se extinguía trágicamente en el suelo de su propia escuela, el presunto asesino emprendía una huida frenética. Al verse acorralado y perseguido por personal de seguridad, Lex Ashton tomó una decisión desesperada: subió a uno de los edificios del plantel y se arrojó al vacío.
El intento de escape le provocó fracturas en ambas piernas. Fue detenido y trasladado a un hospital en calidad de custodiado, donde ahora enfrenta la justicia por los atroces actos cometidos.
La comunidad del CCH Sur fue evacuada de inmediato. Las cintas amarillas de «prohibido el paso» acordonaron una escena del crimen impensable, y las clases fueron suspendidas hasta nuevo aviso, sumiendo al plantel en un silencio lúgubre, solo roto por el llanto y la incredulidad.

Las Señales Ignoradas en el Mundo Virtual
A medida que las horas avanzan, la investigación ha comenzado a desvelar detalles perturbadores que sugieren que esta tragedia pudo haberse evitado. Horas antes del ataque, el perfil de Facebook atribuido a Lex Ashton ‘N’ se había convertido en un escaparate de su tormento interior y sus oscuras intenciones. Imágenes de una guadaña, navajas y gas pimienta, acompañadas de mensajes crípticos y violentos, pintaban un cuadro alarmante.
«Escoria como yo tiene la misión de recoger la basura», escribió en inglés en una de sus publicaciones, una frase que hoy resuena como una premonición macabra.
Este rastro digital plantea serias interrogantes sobre la prevención y la atención a la salud mental entre los jóvenes. ¿Pudo alguien haber visto estas señales? ¿Existían los canales adecuados para reportar este tipo de comportamiento y actuar a tiempo? La comunidad exige respuestas, mientras el debate sobre la seguridad en los planteles de la UNAM y la responsabilidad colectiva en la era digital se enciende con una urgencia ineludible.
La UNAM en Duelo y la Exigencia de Justicia

La Universidad Nacional Autónoma de México, en un comunicado oficial, lamentó profundamente los hechos, repudió cualquier forma de violencia y aseguró que colaborará plenamente con la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México para el esclarecimiento de este crimen que ha enlutado a toda la institución.
El rector, Leonardo Lomelí Vanegas, ha declarado que se revisarán exhaustivamente los protocolos de seguridad en todos los planteles para evitar que una tragedia de esta magnitud vuelva a repetirse.
Mientras tanto, en las redes sociales y en los pasillos virtuales, compañeros, amigos y familiares de Jesús Israel lo recuerdan como un joven alegre y lleno de sueños. La convocatoria a una manifestación pacífica en las islas de Ciudad Universitaria no se hizo esperar, una muestra de la solidaridad estudiantil y un clamor unánime por justicia y por un entorno educativo seguro.
El asesinato en CCH Sur no es solo una estadística más en la crónica roja; es una herida abierta en el corazón de la UNAM y un llamado de atención para toda la sociedad.